Por
qué es que todavía estamos pendientes de cada palabra cada vez que Robert Plant
canta? ¿Por qué sus grabaciones son tan esperadas después de más de 40 años de
su carrera en el rock? Dos razones destacan por encima de todos los demás.
Primero:
su voz. Sin duda, el elemento predominante en los oyentes que llegan, al hacer
una conexión con cada individuo, es una voz convincente. La voz de Plant es
convincente con creces: el tono, capaz de todo, desde la ternura desgarradora
para un nerviosismo, la redacción que le da una urgencia distinta, y,
Segundo:
quizás lo más importante, el sentido de la poesía, el misterio que encarna con
sus frases.
Fate
Of Nations, es quizá el mejor álbum como solista de Plant ya que en los
anteriores sólo había ‘chispazos de genialidad’ (por mencionar algunos) ‘Big
Log’ del “Principle Of Moments”; ‘Hurting Kind (I've Got My Eyes On You)’ del “Manic
Nirvana”; Little By Little del “Shaken 'N' Stirred” o bien, aquel proyecto de jazz
denominado “The Honey Drippers”
Con
un Plant agobiado por la perdida de su hijo Karac, haciendo catarsis con la
genial ‘I Believe’ con un tono de desesperación.
“Como el viento eres libre, sólo un susurro,
te escucho, así que habla conmigo”
Pero donde destaca su potencial después del ‘29
Palms’ es con el ‘Colours Of A Shade’
Este
fue el último álbum de Plant como solista hasta su regreso con su séptimo álbum de
estudio ‘Dreamland’ en 2002.
